El día comienza como todos. Nos despertamos y desayunamos y como tenemos un poco de tiempo hasta que tengamos que ir al aeropuerto, Carmen, Borja, Antonio y yo decidimos ir a una tienda a la que nos dicen que venden Pasminas. Llegamos a la tienda y el hombre lo primero que nos dice es si queremos comprarle una alfombra. Como le decimos que lo que queremos es una pasmina, nos mete en una sala en la que sólo hay jarrones y al volver a decirle que lo que queremos una pasmina, nos sube a una segunda planta en la que nos enseña las cinco pasminas que tiene. Al decirle que no estamos interesados y que nos vamos, nos vuelve a preguntar si no queremos una alfombra, que nos la envía a cualquier sitio ... en fin, en estos países esto parece que funciona así ...
Nos vamos al aeropuerto y cuando llegamos a él es cuando empieza el esperpento:
- Justo antes de llegar al mismo, tenemos que pasar las mochilas por un escaner.
- Cuando ya estamos en el aeropuerto, pasamos un primer control, pero la persona que está en el mismo, al ver que somos siete y al agobiarse al ver todos los pasaportes a la vez, nos deja pasar sin mirar nada.
- A los cinco metros pasamos otra vez las mochilas por el escaner y además el correspondiente cacheo, en el que a tres de nosotros nos hacen abrir el equipaje.
- Ya dentro del aeropuerto, nos acercamos a los puestos de nuestra compañia de vuelo, y nos dicen que tenemos que facturarlas obligatoriamente y además rellenar un documento de inmigración.
- Una vez facturado, vamos a la puerta de embarque y nos hacen pasar las mochilas de mano por un escaner, donde a Carmen y a Aida les revisan los bolsos completos. Mientras tanto, los demás tenemos que ir a identificar nuestras mochilas.
- Ya en la puerta del avión y justo para embarcar, tenemos que pasar un último control y cacheo en el que a Antonio y a mí nos abren las bolsas de manos en el que al guardia sólo le faltó probarse mis gafas.
Por fin el avión despega y llegamos otra vez a Delhi. Tras enterarnos del resultado del Madrid - Farsa de la Supercopa, nos vamos a ver los jardines Lodhi Garden donde vemos un espectacular vuelo de murciélagos sobrevolando por encima nuestra, y luego vamos a cenar a un restaurante del mismo nombre que está bastante chulo.
Una vez terminada nuestra tercera etapa del viaje, y quizás la más exótica, seguramente ha sido la que más sorpresas nos ha deparado y en la que hemos hecho cosas que quizás no esperábamos que íbamos a hacer como dormir en un barco-casa, dar un viaje en barca como si estuviésemos en la misma Venecia, montar a caballo, o ver paisajes espectaculares. Si todo ello lo mezclamos con el hecho de estar en un sitio con tanta historia, hace que haya sido una experiencia que será dificil de olvidar. Y todo ello a pesar de la situación del aeropuerto, que lo único que hace es empañar la buena imagen de los dos días que hemos pasado allí.
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